No sé porque me cree un blog. Me gusta poner cosillas por aquí cosas que me gustan, que me llaman la atención, noticias que encuentro interesantes, sitios a los que voy y me gusta recomendar, fotos divertidas, frases para pensar, cómo me siento... un poco de todo. Al batiburrillo, como soy yo.
No quiero que esto se convierta en un sitio donde desfogar y contar mis penas pero a veces viene bien. No sabía si quería escribir esto pero creo (yo y gente que me está ayudando) que puede venirme bien, sacarlo de dentro hacia fuera.
¿Qué me pasa? ¿qué me ha pasado?
Pues que me equivoqué. Simple y llanamente, no lo hice bien en un determinado momento con unas determinadas personas. Soy humana y cómo tal (y aunque durante mucho tiempo no me he dejado y me he castigado por eso) me equivoco en muchas y variadas ocasiones, lo hago mal, la cago.
Pero ya. Me di cuenta de eso, lo asumí, y decidí hacer crítica constructiva conmigo, decidí cambiar. Lo intento, lo estoy intentado, pedí ayuda. Mientras, también decidí que tenía que pedir perdón a las personas a las que había dañado (sé que mucho) mientras me equivocaba (nunca a propósito, es una equivocación, no lo olvidemos). He pedido perdón, lo he intentado arreglar, he intentado abrir puertas que yo misma había cerrado.
Sin embargo, no ha funcionado y me he creído que era culpa mía, culpa de mi error primero. Pero basta, basta de pensar que sigue siendo mi culpa: lo fue en su momento, lo asumí y pedi perdón. Punto pelota. Si el otro lado, si la otra persona no quiere asumirlo, ya no es mi culpa, ya no es mi papel, es el suyo. Yo he hecho lo correcto (no sabéis lo que me cuesta escribir y creerme esta frase), he sido crítica conmigo misma, he visto el error y he buscado una solución. Si no la hay, es por la otra parte, no por la mía. Mi error no merecía todo esto porque todos nos equivocamos, incluso esas personas.
La amistad, la verdadera amistad, consiste en estar al lado de la otra persona en muchos momentos, algunos buenos y otros malos, en comprender, en querer, en perdonar y sobre todo en no culpabilizar. En hacer pasar las cosas malas más rápido, sin que importen, si son dolorosas. En no dar más atención de la necesaria a los errores, perdonarlos por los buenos momentos que son más y mejores. En admitir que el otro se equivoca, perdonar y empezar de cero. Eso es ser amigos (entre muchas otras cosas que no cabrían aquí).
Respiro, por fin. Es duro pensar que se ha acabado lo que para ti era una amistad verdadera, con mayúsculas. Pero no gano nada con mirar al pasado, a lo que fue (de eso no tengo duda, por mi parte al menos fue). Puede que vuelva, la vida da muchas vueltas. Pero ahora basta, basta de este dolor y daño. Como me decía alguien que me quiere mucho, estas comprando piruletas a 1000 euros, estas pagando mucho por algo que no merece tanto la pena, te estas pagando tu y eso es demasiado. No merece la pena que nadie te haga daño, ni que tú te dejes hacer daño. No voy a ser la primera ni la última a la que le ocurre esto, a la que se le acaba una amistad, a la que decepcionan. Debe ser fuerte por mí, por los míos y por esa gente que sí que está a mi lado.
Gracias a todos por el apoyo. Gracias por los correos, los mensajes, los comentarios, los gestos. Gracias por leerme y de esta forma escucharme un poco. GRACIAS.
No quiero que esto se convierta en un sitio donde desfogar y contar mis penas pero a veces viene bien. No sabía si quería escribir esto pero creo (yo y gente que me está ayudando) que puede venirme bien, sacarlo de dentro hacia fuera.
¿Qué me pasa? ¿qué me ha pasado?
Pues que me equivoqué. Simple y llanamente, no lo hice bien en un determinado momento con unas determinadas personas. Soy humana y cómo tal (y aunque durante mucho tiempo no me he dejado y me he castigado por eso) me equivoco en muchas y variadas ocasiones, lo hago mal, la cago.
Pero ya. Me di cuenta de eso, lo asumí, y decidí hacer crítica constructiva conmigo, decidí cambiar. Lo intento, lo estoy intentado, pedí ayuda. Mientras, también decidí que tenía que pedir perdón a las personas a las que había dañado (sé que mucho) mientras me equivocaba (nunca a propósito, es una equivocación, no lo olvidemos). He pedido perdón, lo he intentado arreglar, he intentado abrir puertas que yo misma había cerrado.
Sin embargo, no ha funcionado y me he creído que era culpa mía, culpa de mi error primero. Pero basta, basta de pensar que sigue siendo mi culpa: lo fue en su momento, lo asumí y pedi perdón. Punto pelota. Si el otro lado, si la otra persona no quiere asumirlo, ya no es mi culpa, ya no es mi papel, es el suyo. Yo he hecho lo correcto (no sabéis lo que me cuesta escribir y creerme esta frase), he sido crítica conmigo misma, he visto el error y he buscado una solución. Si no la hay, es por la otra parte, no por la mía. Mi error no merecía todo esto porque todos nos equivocamos, incluso esas personas.
La amistad, la verdadera amistad, consiste en estar al lado de la otra persona en muchos momentos, algunos buenos y otros malos, en comprender, en querer, en perdonar y sobre todo en no culpabilizar. En hacer pasar las cosas malas más rápido, sin que importen, si son dolorosas. En no dar más atención de la necesaria a los errores, perdonarlos por los buenos momentos que son más y mejores. En admitir que el otro se equivoca, perdonar y empezar de cero. Eso es ser amigos (entre muchas otras cosas que no cabrían aquí).
Respiro, por fin. Es duro pensar que se ha acabado lo que para ti era una amistad verdadera, con mayúsculas. Pero no gano nada con mirar al pasado, a lo que fue (de eso no tengo duda, por mi parte al menos fue). Puede que vuelva, la vida da muchas vueltas. Pero ahora basta, basta de este dolor y daño. Como me decía alguien que me quiere mucho, estas comprando piruletas a 1000 euros, estas pagando mucho por algo que no merece tanto la pena, te estas pagando tu y eso es demasiado. No merece la pena que nadie te haga daño, ni que tú te dejes hacer daño. No voy a ser la primera ni la última a la que le ocurre esto, a la que se le acaba una amistad, a la que decepcionan. Debe ser fuerte por mí, por los míos y por esa gente que sí que está a mi lado.
Gracias a todos por el apoyo. Gracias por los correos, los mensajes, los comentarios, los gestos. Gracias por leerme y de esta forma escucharme un poco. GRACIAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario