La decoración: el sitio es muy bonito, es alargado, decorado en rojo y negro, con las paredes llenas de fotos y posters de cantantes, de musicales... también tiene una zona de placas de calles en francés con algunas muy divertidas :) De fondo sonaba música de esos mismos musicales, jazz, cantantes franceses... ideal de fondo y no molestaba para hablar.
La comida: muy buena. La carta no es enorme pero tiene variedad. Entrantes como tablas de queso o patés, ensaladas con muy buena pinta, tostas con combinaciones clásicas y modernas y crepes salados y dulces. Los crepes son originales, la pasta es muy buena y tienen un tamaño aceptable y un sabor muy rico.
Probamos el de timbal de verduras (calabacín, berenjena, tomate, pimiento, setas...), el de pisto con huevo de codorniz y el de pavo con queso (manzana, queso gouda, pavo y nueces). Los tres estaban muy buenos, a mi me sorprendió el de pavo y queso porque era un crepe seco, sin salsa pero estaba espectacular. Luego en los dulces nos pusimos de acuerdo en el de chocolate blanco y negro con fruta y nata, y el de dulce de leche con nueces caramelizadas, nata y sirope de frambuesa ¡buenísiiiiimos!
Mi opinión es que es un sitio a tener en cuenta si se está por la zona porque se sale un poco de lo habitual y todavía no está muy masificado ni es muy conocido. La calidad de la comida es muy buena y el precio también. Además se sale de lo habitual en cuanto a los crepes, un poquito de originalidad nunca viene mal ;)
Y no me puedo resistir:
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