Una tarde, hace muchísimo tiempo, Dios convocó a una reunión.
Estaba invitado un ejemplar de cada especie.
Una vez reunidos y después de escuchar muchas quejas,
Diós soltó una sencilla pregunta: ¿Entonces, que te gustaría ser?;
A la que cada uno respondió sin tapujos y a corazón abierto:
La jirafa dijo que le gustaría ser un oso panda.
El elefante pidió ser mosquito.
El águila, serpiente.
La liebre quiso ser tortuga, y la tortuga, golondrina.
El león rogó ser gato.
El caballo, orquídea.
Y la ballena solicitó permiso para ser zorzal…
Le llegó el turno al hombre,
quien casualmente venía de recorrer el camino de la verdad,
hizo una pausa, y esclarecido exclamó:
‘Señor, yo quisiera ser… feliz’.
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