Estoy ante una decisión: A o B que va a marcar como mínimo los próximos dos años de mi vida, y lo que puede ser tan sencillo cómo decidir si A o B y punto, yo lo convierto en un drama de oscar: ¿Y si elijo A pero resulta que tenía que haber elegido B? ¿y si elijo B pero luego pienso que debía haber intentado A? ¿Cuál elijo? ¿Qué hago?
Me digo a mi misma, escoge una y tira para adelante, si te equivocas o no te sale, vuelve atrás y coge la otra. Vale, planteamiento totalmente correcto pero... siempre hay un pero, mi cabecita no se queda ahí, sigue, sigue y sigue ¿qué hago? ¿lo estoy pensando bien? ¿me planteo más? ¿pido más información, más ayuda?
Desahogándome ayer con alguien a quien quiero mucho me decía que este problema mío es más bien un problema de mi generación. Somos mucho más inteligentes, sabemos más pero a la vez somos más tontos. Tenemos tantas opciones, tenemos tanta información, nos han enseñado tan bien que no concebimos el "fracaso" (otro debate puede ser qué entendemos por fracaso) y es sobre todo una cuestión de autoexigencia personal. Nadie nos pide ni nos exige nada en nuestras decisiones personales, de hecho tenemos el apoyo de los nuestros ¿y? uno se basta solito para pedirse cuentas.
Estoy intentado aprender a exigirme menos, a aprender a que las cosas no siempre salen bien y no pasa nada, a que puedo fallar (y de hecho fallo muy a menudo) sin sentirme por ello mal... un gran trabajo por delante...
Me digo a mi misma, escoge una y tira para adelante, si te equivocas o no te sale, vuelve atrás y coge la otra. Vale, planteamiento totalmente correcto pero... siempre hay un pero, mi cabecita no se queda ahí, sigue, sigue y sigue ¿qué hago? ¿lo estoy pensando bien? ¿me planteo más? ¿pido más información, más ayuda?
Desahogándome ayer con alguien a quien quiero mucho me decía que este problema mío es más bien un problema de mi generación. Somos mucho más inteligentes, sabemos más pero a la vez somos más tontos. Tenemos tantas opciones, tenemos tanta información, nos han enseñado tan bien que no concebimos el "fracaso" (otro debate puede ser qué entendemos por fracaso) y es sobre todo una cuestión de autoexigencia personal. Nadie nos pide ni nos exige nada en nuestras decisiones personales, de hecho tenemos el apoyo de los nuestros ¿y? uno se basta solito para pedirse cuentas.
Estoy intentado aprender a exigirme menos, a aprender a que las cosas no siempre salen bien y no pasa nada, a que puedo fallar (y de hecho fallo muy a menudo) sin sentirme por ello mal... un gran trabajo por delante...
Ay!! que difícil tomar un camino... miedo a equivocarse, a actuar sin pensar detenidamente, a ir demasiado despacio....
ResponderEliminarA nivel religioso, dicen los que saben que intentar acertar cual es la voluntad de Dios es perder el tiempo, que uno tiene que actuar desde lo que uno cree que es la voluntad de Dios pero sin obsesionarse, lo importante NO ES ACERTAR, sino la disposición a estar atento a Dios, aunque uno se equivoque, al fin y al cabo lo que hace uno tampoco va a trastocar los planes universales de Dios... bueno pues supongo que en todo es así, lo importante es ponerse en camino lo importante es andar no acertar al 100% en el camino
Ahí está la cuestión: lo importante no es acertar sino tomar una decisión y seguir con ella adelante y a mi es lo que más me cuesta pero estoy trabajando en ello, intentado aprender simplemente a no querer acertar siempre... y es durillo.
ResponderEliminar:)