Fue un día que nadie olvidará facilmente. Cada cual se acordará hoy de lo que estaba haciendo aquel día, de que sintió, de que iba a hacer y no hizo, de que sintió, de que gritó...
Esperemos que días como aquel 11 de marzo no se repitan nunca, ni aquí ni en ninguna parte. El horror, el dolor, la rabia, la impotencia, la pérdida... tienen que dejar paso a otra clase de sentimientos.
Os dejo esta canción de La Oreja de Van Gogh como un pequeño homenaje a todas las víctimas y sus familias.
Yo me acuerdo que pasé con el coche por Santa Eugenia, y me acuerdo de las ambulancias detrás de mi por la carretera, las sirenas, los helicópteros...
ResponderEliminarEs esa clase de día que, por lo malo, nunca olvidarás qué estabas haciendo en ese momento
Yo ese día intenté ir al cine, era incapaz de enfrentarme a una noche de noticias horribles, necesitaba "huir", recuerdo la cara de la taquillera diciéndome que habían suspendido las sesiones (y detrás de sus ojos se veía un reproche, algo así como que no entendía que pudiera ser tan insensible como para ir a divertirme ese día)
ResponderEliminarY recuerdo el silencio sepulcral de los días siguientes, ni un grito por las calles, ni una bocina en los atascos.
Y recuerdo las llamadas de los amigos de fuera de Madrid preguntando como estaba,como estábamos...
Justo hoy hemos hablado de ese día y coincidiamos entre varios amigos en el silencio de Madrid, no se oía nada, todo el mundo callaba por respeto, por cercanía...
ResponderEliminarOjala nunca tengamos que volver a recordar un día así.