Hace un tiempo decidí que para un rinconcito de mi dormitorio me quería comprar una, la transparente neutra para poner al lado de una mesa-escritorio de mi abuela del año catapúm que algún día me restaurará mi madre. Me gusta esa mezcla de nuevo y viejo, de antiguo y moderno, la rotundidad de la mesa (en madera oscura, recia) y la ligereza de la silla (parece que no está). El caso es que mi presupuesto siempre se va en otras cosas... hasta ahora en cosas necesarias de la casa: muebles del salón, mesitas del dormitorio, mueble del baño... y siempre pienso que la silla puede esperar al menos hasta que tenga la mesa.

Pero ahora ¡me persigue! Si abro una revista de decoración allí está, si me acercó al Corte Inglés la veo de todos los colores y tamaños (geniales las de niño), en los blogs la usan muy a menudo (http://macarenagea.blogspot.com/2010/12/acd-leopardeando-i.html) y yo me muero de envidia, en la tienda de decoración de debajo de mi casa la han tenido todo el mes de diciembre en el escaparate... ¡quiero la mía! (ya os contaré si la consigo; si ahorro para ella y no me lo gasto en viajes...)
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