domingo, 30 de enero de 2011

Huevos

De verdad. De los buenos, auténticos. Su camino hacia nosotros ha sido: ponerlos las gallinas, recogerlos y dárnoslos. Sin más, sin intermediarios. Gallinas en un corral, al aire libre, alimentadas y cuidadas con cariños pero sin aditivios, colorantes, vitaminas...


Son un recuerdo del fin de semana pasado y al hacerlos hoy (hemos esperado porque hoy teníamos un invitado muy especial) ha sido como volver un poco a estar allí, al aire libre, lejos de esta jungla de asfalto, luces y prisas.

Da gusto ver un huevo así, con su yema grande y amarillo oscura, su clara blanquita, más densos, más sabrosos... ha sido un lujo coger un trozo de pan y mojarlo hmmmmmm hmmmmmmm hemos disfrutado, sí señor, pequeños placeres para un domingo nublado y frio.

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