hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.
Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.
Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.
Ahora que miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.
Mario Benedetti
sobreviviéndote. (...)"
El primer libro que descubrí fue "El amor, las mujeres y la vida", libro que se convirtió en bandera de una época, de cuando eramos jóvenes y escribíamos poemas en las agendas, libro que ha pasado de mano en mano, libro leído y releído, libro que he recomendado y regalado, libro del que me sé poemas de memoria, poemas que me recuerdan a días concretos, momentos felices, momentos únicos, descubrimientos..., poemas para amigos en malos momentos, poemas para días de fiesta, poemas para uno mismo, poemas para el otro yo, poemas que he leído en grupo, poemas que he escuchado en la voz del poeta, poemas que me han leído y he leído, poemas que seguiré leyendo...
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