jueves, 20 de mayo de 2010

Emociones

Ayer tuvimos fiesta en el colegio. Se graduaban los chavales de 2º de bachillerato y era mi primera experiencia en un acto de este tipo (en mi instituto no tuvimos; lo más parecido fue la graduación de la universidad).


Me emocioné muchísimo. No sé si porque fue precioso o por mi situación personal en este momento, el caso es que me pareció un acto lleno de mensajes para aplicar a la vida diaria, a mi día a día. Yo no sé si los alumnos se quedarían con algo entre todos los nervios, la emoción, las ganas de terminar... pero para mi fue una tarde llena de aprendizaje.

Por un lado sentía un poquito de envidia por toda su alegría y su ilusión, sus ganas de estrenar la vida, de vivir a tope todo lo que les venga por delante, y sobre todo por su forma de vivir la amistad. Son una piña, consideran a los amigos una de las partes más importante de su vida, se tienen los unos a los otros por y para todo, tienen una relación de dar y recibir al 100%. Tenía ganas de volver al pasado, de volver a disfrutar de esa amistad que luego se va perdiendo, va cambiando, por circunstancias de la vida y porque al hacernos mayores cada uno va más a lo suyo, dejando en el camino a esos grandes amigos. Estarán ahí pero ya no se les tiene a diario, ya no aparecen en el horizonte en las ocasiones importantes... todo se vuelve mucho más circunstancial. El trabajo, la vida doméstica, la pareja, las obligaciones... y supongo que más adelante los hijos. Me dieron ganas de gritarles: disfrutad ahora de estos días, de estos amigos, de estos momentos porque ya no vuelven.

Por otro lado, una de las madres hizo un discurso para darles la bienvenida a la vida universitaria, a la vida de mayores y me sentí un alumno más, abrí mis ojos y mis orejas para aprender, para sacar una enseñanza, un mensaje. Ella les dijo, nos dijo a todos, que en esta vida cada uno tiene que luchar por lo que quiere, tiene que elegir su camino, aunque visto desde fuera pueda parecer feo y tortuoso, una vez dentro, para la persona, puede ser un camino de rosas, porque ha sido elegido, es su ilusión, su vida. Además nos invitó a seguir cuidándonos, a seguir aprendiendo, a seguir amueblando nuestro corazón y nuestra cabeza, a seguir contando con la gente, a seguir queriendo, a seguir avanzando... fue como si nos estuviese dando un pequeño empujón, como si nos estuviese alentando a vivir, pero a VIVIR, así con mayúsuculas, con ganas, con fuerza... y no a sobrevivir, a vivir para trabajar, a vivir agobiados por las responsabilidades, por lo que hay que hacer...
Su discurso acabó con una frase que voy a coger como leitmotiv para esta etapa. Ella nos contaba que es la frase que su marido le dice a sus hijas cuando salen de casa por la mañana todos los días:

SED BUENOS Y PASADLO BIEN

2 comentarios:

  1. Cada vez estoy más convencido de que la mejor forma de vivir la vida es de la forma más sencilla, simple o como le quieras llamar posible.

    Sé buena, y pásalo bien :D :D (bueno, ser un poquito malo tampoco está mal ji ji ji)

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  2. pero vivir de forma sencilla es más complicado de lo que parece... es lo más dificil de aprender en esta vida :)

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