Ha sido semana de cañas. Tocaba ración extra de amigos y que mejor que regalarla con cervecita buena (a poder ser Estrella Galicia hmmmm) y alimentarla a base de tapas y raciones. La semana empezaba dura y para ayudar a empujarla siempre vienen bien unas manos extras ¿no os parece?
El martes estuvimos en Txacolina (Cava Baja 26), un bar de pinchos vascos en una zona que me encanta, la Cava Baja (también me gusta la Cava Alta ¿eh?).
En verdad, acabamos ahí de rebote porque íbamos a otro pero estaba cerrado y no nos arrepentimos. Tú ves la barra de pinchos y ya no puedes salir. Todos tenían una pinta estupenda pero especialmente una patata bomba (puré de patata, carne picada y salsa de champiñón = 5 euros) cuyo tamaño llamaba poderosamente la atención. No nos animamos a probarla pero si a catar otras variedades: uno de queso de cabra con tomate y cebolla caramelizada, solomillito en salsa, mini hamburguesa (con sus patatas fritas y todo), salmón con gulas y cangrejo, y mi preferido, milhoja de berenjena con huevo y jamón ¡ñaaaaaaaaaaaaaaaaaam!
Como siempre en este tipo de sitios el precio no es barato (2,80 cada pincho) pero de vez en cuando merece la pena darse un caprichito.
¡Estoy deseando volver por el País Vasco a comer sus pinchos, a ir de bar en bar! Mientras habrá que conformarse con los de aquí ¿no?
El martes estuvimos en Txacolina (Cava Baja 26), un bar de pinchos vascos en una zona que me encanta, la Cava Baja (también me gusta la Cava Alta ¿eh?).
En verdad, acabamos ahí de rebote porque íbamos a otro pero estaba cerrado y no nos arrepentimos. Tú ves la barra de pinchos y ya no puedes salir. Todos tenían una pinta estupenda pero especialmente una patata bomba (puré de patata, carne picada y salsa de champiñón = 5 euros) cuyo tamaño llamaba poderosamente la atención. No nos animamos a probarla pero si a catar otras variedades: uno de queso de cabra con tomate y cebolla caramelizada, solomillito en salsa, mini hamburguesa (con sus patatas fritas y todo), salmón con gulas y cangrejo, y mi preferido, milhoja de berenjena con huevo y jamón ¡ñaaaaaaaaaaaaaaaaaam!
Como siempre en este tipo de sitios el precio no es barato (2,80 cada pincho) pero de vez en cuando merece la pena darse un caprichito.
¡Estoy deseando volver por el País Vasco a comer sus pinchos, a ir de bar en bar! Mientras habrá que conformarse con los de aquí ¿no?
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